Lo primero que quería hacer antes de ponerme a hablar sobre nuestra forma de hablar era darme a conocer ante mis posibles lectores. Lo cierto es que este proyecto me ha cogido por sorpresa hasta a mí mismo. Mis familiares y amigos llevaban tiempo empujándome a escribir, muchos me decían que escribiese un libro sobre refranes, dichos populares y formas de expresión porque es un área que me fascina y creo que esta alternativa es lo que mejor me puede servir tanto a mí como a los demás.

Con esto en cuenta, decidí informarme, recolectar información e investigar cuáles eran las claves de otros blogs. Qué los hacían especiales, cuán cercano había que ser y todo tipo de señales que pudiesen ayudarme. Tras este periodo creo que he llegado a un punto en el que soy capaz de crear un espacio atractivo y puedo dar rienda suelta a mi pasión haciendo pasar un buen rato a los demás. Sin embargo, para empezar con buen pie, me gustaría hablar sobre mis orígenes y sobre mí mismo de modo que me lleguéis a conocer un poquito antes de explorar entre mis posts.

Para comenzar, me gustaría compartir con vosotros que vengo de una familia turolense muy enfocados a la historia, ya sea de forma profesional (profesores) o por pura afición. Mi tío Jesús, por ejemplo, incluso ha hecho ciertos hallazgos relacionados con la arqueología por la zona sur de Aragón. Creo que esta actitud curiosa sobre nuestros propios orígenes corre en nuestros genes y es por eso que a mí me ha sorprendido tanto siempre nuestra forma de hablar.

Una historia curiosa

Lo cierto es que Teruel es una ciudad pequeña y discreta. Crecí sin muchas sorpresas paseando con mis amigos y esperando ansioso la fiesta del Torico, así como las de los pueblos de la redolada. Fueron buenos años, sin lugar a dudas, pero no fue hasta que me fui a estudiar a la ciudad de Granada, cuando me di cuenta de lo diferente que hablaba la gente de los distintos lugares de España.

Algo que también me cautivo desde niño es que, en la frontera entre Cataluña y Aragón, de hecho, se habla una especie de versión del catalán con sus propias expresiones y sus particularidades. Esto me daba que pensar, pero al salir a otras ciudades y hacer amigos de todos puntos de España, me di cuenta que incluso mi castellano tenía expresiones propias de mi zona. Esto me hizo pensar en el origen de las mismas y comenzar a estudiar por mi propia cuenta los dichos y proverbios y todo tipo de curiosidades del lenguaje.

Aunque no esté demasiado orgulloso de ello, me vi obligado a detener mis estudios universitarios después de dos años de suspender asignaturas y no estar muy centrado en la carrera de Química. Decidí estudiar lo que realmente cautivaba mi atención, la filología hispánica. Después de ello, la literatura y la lengua española fueron mis siguientes pasiones y actualmente me encuentro dando clases de Lengua castellana y Literatura en diferentes institutos.

Con esto, lo único que quiero sacar a relucir es que no importa cuándo te des cuenta de qué es lo que te gusta, si no que lo importante es darse cuenta. La vida cambia cuando tienes un objetivo y conseguirlo es la mejor recompensa posible.